Extraer el petróleo

El petróleo es una mezcla de hidrocarburos, es decir, de cuerpos formados por carbono e hidrógeno. Se encuentra en los depósitos en los que se ha formado, al igual que el gas natural, como resultado de la fermentación de organismos vivos. El refino del petróleo permite obtener gases, gasolina, aceites, gasoil, fuel, parafina, asfalto y otros muchos productos. Las bolsas de petróleo están contenidas en depósitos de rocas blandas y porosas en las que se escalonan, por orden de densidad, capas sucesivas de agua salada, de petróleo y de gas, bajo un techo de terrenos impermeables. 

El primer pozo de petróleo fue perforado en Estados Unidos, en 1859, pero las necesidades de este producto se han hecho tan importantes que en la actualidad hay en el mundo más de cien mil pozos en explotación. Han sido perforados tanto en las tundras heladas como en los desiertos ardientes e incluso bajo el fondo de las aguas marinas que cubren las plataformas continentales. Pueden estar situados incluso a ocho mil metros de profundidad. El procedimiento más utilizado para perforarlos es el sistema «rotary». Un trépano, provisto de ruedas dentadas, es accionado en el fondo del pozo por vástagos de acero huecos, atornillados los unos a los otros e impulsados por un vástago cuadrado. Son movidos por el motor de una mesa de rotación situada en el «derrick», una pequeña torre metálica que domina el sondeo. Los residuos son elevados por medio de aire, gas o barro a presión. Se hace descender un tubo hasta la bolsa de petróleo. La presión del gas sobre el líquido basta a veces para que el petróleo ascienda, pero a menudo es necesario emplear bombas. Los yacimientos de petróleo no son inagotables y se corre el peligro de que se terminen rápidamente.